número 77 / mayo 2023

Facilitación: una herramienta de gobernanza

Facilitación: ¿Por qué no cumplimos las reglas y cómo mejorarlo?

Sergio Abrevaya

Texto

La facilitación, el método

En el mes de mayo nos convocamos a una jornada de conversación sobre un tema apasionante: ¿Por qué no se cumplen las reglas en la Argentina?, y qué podemos hacer para cambiarlo. Se hizo, en la Facultad de derecho de la UBA, formalmente convocados por el Decano, Dr. Leandro Vergara, tras un largo proceso de articulación entre varios convocantes, entre los que me cuento, junto a Eduardo Fidanza, Luis Lozano, Ricardo Gil Lavedra, Alejandro Katz, Carlos Mas Vélez, Miguel Cortes y el propio decano.

El tema nos preocupa a todos, pero ante la tentación de convocar a una jornada de largas exposiciones a partir de trabajos sistemáticos y bien desarrollados por expertos, pensamos hacer algo distinto, más rico, interesante, que permita conclusiones compartidas, con los mismos académicos y profesionales.

Usualmente buscamos profundizar temas que percibimos como importantes a través de paneles de expositores. Expertos que, en un tiempo determinado por cada uno, explican lo que piensan acerca del desafío temático planteado en la convocatoria. Una suerte de yuxtaposición de monólogos. Sin embargo, las ideas en cada abordaje quedan solo expuestas al público sin posibilidad de producir riqueza a partir del intercambio.

Así como en las distintas metodologías de participación, la facilitación de conversaciones dirigidas o guiadas, abordando pasado, presente y futuro, como lo hacen los diálogos apreciativos, o los escenarios futuros, rinden sus frutos en la medida que existe un intercambio, una pregunta, una óptica diferente que enriquece y anima a encontrar los puntos comunes como a desgranar las diferencias en elementos de impulso útil, también podemos pensar en metodologías de conversación que permitan organizar esas ideas perdidas en paneles de exposición.

A diferencia de una larga jornada de 30 expositores organizados en paneles de 5 o quizás seis cada uno, nos propusimos integrar a todos en tan solo tres horas, en mesas de conversación entre ellos, expertos/as de distintas disciplinas, para poder sacar conclusiones de cada una de esas mesas de intercambio y luego producir con ellas una puesta en común general, que organiza una síntesis del conjunto.

Cambiamos el modelo de los monólogos individuales luego reproducidos en largas publicaciones en las que solo el lector podría conectar esas exposiciones solitarias en una sola idea, tras un arduo trabajo de interpretación, también individual.

Si el proceso de conversación es comprometido no requiere del público para presentar las ideas, sino de un trabajo posterior de difusión de conclusiones comunes, que por la característica del texto, más corto y compartido, podrá tener mayor alcance a quienes ni siquiera habría tenido interés o tiempo de asistir a un evento o jornada de expositores.

 

La cuestión sustancial

El tema preocupante acerca de la dificultad de los argentinos en cumplir las reglas fue el motor de todo el proceso. Es tema de discusión en tertulias, o en discusiones acaloradas ante alguna injusticia. La sensación de que a los argentinos no nos gusta cumplir las reglas. Y aún más, percibimos que eso es así en los poderosos.

Desde la publicación de C. Nino de la obra “Un país al margen de la ley” (1991) para acá, muchas veces y de manera distinta ha sido abordada la dificultad argentina por cumplir las leyes. ¿Pero es tan así? ¿Hasta qué punto, y quiénes? Esas preguntas desafiantes pedían a gritos poder convocar a un debate profundo y eficiente. El trabajo publicado en Eudeba: “Argentina: una sociedad anómica”, coordinado por Eduardo Fidanza y el Constitucionalista Antonio Hernández, con encuestas del año 2004 y 2014, dieron cuenta, entre otras cosas, de qué piensan los argentinos a la hora de cumplir las leyes, en la que por lo menos el 50% cree en el cumplimiento de la ley. Otros como Alejandro Katz y Marina del Pogetto, desde distintas disciplinas abordaron la ineficiencia resultante de no aceptar las normas.

Mas allá de especialistas es un tema que preocupa a todos, sea el incumplimiento de normas de tránsito, convivencia, como las impositivas y su correlato, mayor número de normas y mayor dificultad para cumplirlas, así como presión sobre el mismo sector que las cumple. Moratorias permanentes que por recaudar perdonan al moroso. Todo ello forma parte del universo visible, junto a muchos más casos, de los incumplimientos.

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¿Cómo podemos mejorarlo?

Cuantos temas, negocios, problemas se abordan en un café o a los postres de un almuerzo, relajados, diciendo lo que se piensa sin especulaciones o limitaciones del contexto. Con una sensación de libertad y desacartonamiento, compartir una comida, un café, un mate, proporciona un ámbito confiable y seguro, en el que se puede conversar sin prejuicios. Compartir la comida invita a compartir el momento y por ello crea un clima relajado y conjunto con quienes se convive el momento. En general impulsa la colaboración, aunque puede no resolver diferencias que inevitablemente resurgen.

La propuesta de tomar un café o almorzar a otra persona para verse y charlar tranquilos o bajar la guardia en un conflicto es una expresión de la intención de aunar, de encontrar un punto común o resolver los problemas.

La dinámica propuesta de World Café, que se inspira en esa idea, supone la recreación de un momento de esas características, potencia procesos de reflexión y creación de conocimiento común entre quienes participan y brindan la posibilidad de mirar al futuro. Los objetivos son:

  • Convocar a abordar un tema de interés.
  • Facilitar la conversación con condiciones para participar e inspiración para significados comunes.
  • Conclusiones expresadas en síntesis compartidas.

 

Liderazgo y Legitimidades

 

La legitimidad, clave en cualquier proceso de conversación pública o planificación participada, es en definitiva, lo que viabiliza cualquier encuentro de partes que voluntariamente pretenden abordar juntas  un conflicto o una visión compartida.

Sin legitimidad ningún expositor se prestaría a perder tres horas en una conversación, mucho menos a que un facilitador la guíe, ni a que sinteticen en conclusiones lo que le llevó tiempo de desarrollo, ni a ser parte de una difusión.

La legitimidad, para ponernos de acuerdo en este trabajo, es la posibilidad de dar por aceptada cada propuesta. Muchas veces opera porque esa legitimidad ya existe, otra porque se construye en el proceso.

Hace más de dos décadas, que aprendí, que se trata de lo legítimo, por encima de neutralidades o equilibrios, lo que permite que procesos de cualquier índole o etiqueta, sea de resolución de conflictos como de planificación de una visión compartida, mediado o facilitado, transcurran con éxito. Y que existen muchas formas de alcanzar esa legitimidad, cada una particular y que incide de manera distinta en cada parte del proceso. El proceso debe ser legítimo en la convocatoria, que establece un liderazgo, se renueva durante la dinámica y se convierte en otra diferente hacia el final

Un evento como este requiere que quien o quienes convoquen tengan suficiente ascendente o legitimidad como para que el invitado diga que sí, que está dispuesto a prestar su tiempo en la propuesta.

En el caso de la convocatoria a una Argentina fuera de la ley la misma se legitimó a través de dos tipos de convocantes. Uno el de la Facultad de Derecho de la UBA, prestigiosa institución cuyo decano, además, es elegido por los claustros, lo que supone que su firma o su invitación, es confiable y seria ante quien la recibe.

Por el otro lado, la constitución de un grupo promotor, de personalidades capaces de convocar por su propio prestigio personal o relación directa, a otras tantas que compondrían la treintena de expertos. De esta manera se combinaron ambos prestigios en una legitimidad de mayor potencial ante aquel que recibía un llamado personal y luego la invitación formal de la institución.

Por último, la selección de los restantes participantes invitados por su prestigio, destacan por su liderazgo de opinión y ascendencia hacia distintos sectores de la sociedad, académicos o profesionales. Lo que obliga a que todos, de alguna manera, en conjunto tengan esas características para que los entusiasme encontrarse con pares en liderazgos y ello aporte a legitimar el proceso.

Entendemos en un sentido amplio y no referido al derecho, que la condición o cualidad de legítimo es aquello que tenemos por cierto, genuino, verdadero y aceptable en cualquier línea.

En parte está impulsada por esa aceptabilidad de origen de quienes convocamos, pero además es una legitimidad que se construye. Si no se gana ese interés de cada participante en la comodidad y compromiso por seguir adelante en el debate, sencillamente se levantará y se irá a cumplir otras obligaciones, que considerará más importantes que continuar en una mesa, como pérdida de tiempo.

Inciden variables en cómo se organiza cada mesa, en la que la variedad aporta al interés, las reglas claras de la conversación, la libertad en la intervención, lo interesante que pueda resultar aquel con el que se comparte el debate. La fluidez de la conversación, el respeto a lo conversado en las conclusiones.

Quien participó del evento debe sentir incluidas las ideas que el texto final reúne y que el intercambio está reflejado en el mismo documento. Si ello es así, será un promotor más de la difusión de ideas. Solo de esa manera sentirá que lo redactado debe ser difundido, y por ello tendrá interés en que se comparta con la sociedad o colegas las conclusiones.

No tuvimos público. Usualmente los eventos organizados en paneles de expositores requieren público. En este caso, la idea de un dialogo libre funciona sin audiencia de interesados en la temática. La idea es que luego promoviendo el conocimiento de resultados se pueda contar con una síntesis accesible a un público mayor.

Las conclusiones serán solo parte del relato a difundir, ya que irán unidas a como se alcanzó ese texto y de que quienes asistieron a la conversación.

El café

Siguiendo esta metodología, un equipo de facilitadores que me toco coordinar, se hizo cargo de diseñar, planificar y facilitar el dialogo en la jornada convocada, contando con un/a profesional en cada mesa. Estuvieron María Elena Caram, Andrea Finkelstein, Florencia Brandoni, Cynthia Borgnia, Viviana Gomez, Alejandro Lareo y Miguel Cortes.

Organizados en mesas redondas, con un facilitador que esté atento a que se mantenga en el ritmo de un dialogo colaborativo, sin que se generen monopolios de palabra, o confrontaciones extrañas tomen parte, y en cambio si la fluidez y el trabajo de lo conjunto.

Resolvimos que la fluidez de la conversación era la clave, y que la intervención solo era factible cuando se perdía esa condición o cuando el desvío de las dos preguntas básicas era evidente.

Con algo más de una hora de vivencia compartida entre seis expertos de distintas disciplinas (en este caso fue ese el número) y un facilitador por cada mesa, se llevó adelante la conversación que tenía dos preguntas disparadoras y desafiantes: ¿Por qué no cumplimos las reglas y qué deberíamos hacer para cumplirlas?

Decidimos que sean los facilitadores quienes registrasen aquello destacado e interesante que fuera surgiendo en cada conversación, para que en los últimos 10 minutos tuvieran un insumo al compartir conclusiones. Todas las mesas de intercambio conforman un sistema viviente alrededor del tema que aborda, lo que permite al finalizar compartiendo conclusiones.

En la puesta en común se trató de ir uniendo aquello que se repetía, junto a lo que se distinguía si a otra mesa podía interesarle, aunque no lo hubiese visto, lo que se confirmaba en un corto debate final.

Finalmente, luego del debate todo el insumo se procesa en un grupo redactor, que en este caso fueron los facilitadores, designados por el Decano y el grupo promotor, para que la legitimidad de esta última parte se mantuviese intacta.

La posibilidad de difundir la síntesis de la jornada está íntimamente ligada al liderazgo de los participantes como de los convocantes, y que gracias a ello entonces se edifique una nueva aceptabilidad.

Validadas por todas las conclusiones, ese iniciará un proceso de difusión que encienda alarmas en los que deciden y debates públicos en aquellos que diariamente piensan en este tema o les surge en la mesa familiar de un domingo, generando un debate mayor que en la otra modalidad.

Los participantes pidieron más, se quedaron hasta el final los que se tenían que ir antes, debatieron, disintieron y acordaron, y se fueron comprometidos con el tema, tras una jornada cómoda, agradable y extraordinaria. Siempre pudo haber sido mejor, más variada, o con más gente. Pero la asistencia fue muy alta y el compromiso, completo.

Abordar los temas que requieren profundizar en procesos organizados de conversación, para resolver problemas, para planificar, ofrecen resultados compartidos y con mayor impacto en la sociedad.

 

Publicado mayo 2023

 

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