número 75 / noviembre 2022

Los hijos en el proceso de mediación

editorial

Este es un editorial especial ya que la edición se entrega en el contexto de nuestro festejo de 20 años, los que nos emociona y nos enorgullece. Aprovechamos para agradecer el cariño recibido en múltiples expresiones, a quienes pudieron estar con nosotros en la fiesta, a quienes se unieron de modo virtual por el zoom y a quienes nos pensaron y siguen acompañándonos desde hace 20 años. Somos una comunidad de 9450 colegas comprometidos con la resolución de conflictos.

A la vez es un número dedicado a un tema que fue muy caro en nuestra práctica, y sobre lo que versó el primer artículo que escribimos juntas, en el año 1995, dando cuenta de la preocupación y de la importancia de la presencia de los hijos en la mediación.

Los casos abordan la participación de niñas/os y adolescentes en las mediaciones, dando cuenta de distintas situaciones en las que los mismos están involucrados y nos habilitan varias preguntas: por qué la inclusión de los niños/as y adolescentes es sólo una práctica esporádica? ¿Cuáles son las distintas formas posibles de participación? El ejercicio del derecho a ser escuchado, ¿requiere ser informado previamente? ¿Cuál/es serían los objetivos de convocarlos presencialmente en un espacio en el que sus padres toman decisiones? ¿Cuál es el alcance de la escucha de los niños/as y adolescentes en mediación?

Agradecemos especialmente a quienes nos acompañan en esta edición con sus trabajos. En principio, porque escribir acerca de la experiencia y brindarnos una crónica del caso es signo de valentía y entusiasmo, supone un proceso de reflexión y elaboración de la práctica, y a la vez se constituye en un material de aprendizaje y de entrega muy valioso.

Además, presentamos el trabajo de Silvia Bignone, un análisis fecundo acerca de una complejidad de los vínculos familiares y las situaciones de alejamiento sostenido de hijos respecto de progenitores no convivientes en contextos de divorcios controvertidos, y la polémica entorno del denominado síndrome de alienación parental (SAP), abogando por una mirada crítica a la utilización de dicha etiqueta.

Que lo disfruten,

las editoras