Difundir la mediación relatando casos reales.

Daniela Patricia Almirón

Daniela Patricia Almirón. Abogada, mediadora, docente, escritora. Responsable de la oficina del Servicio Público de Mediación de Puerto Madryn, dependencia de la Dirección de Mediación del Superior Tribunal de Justicia de Chubut.

 

A los mediadores nos gusta compartir las historias que nos llegan en el espacio de los encuentros de Mediación. Aquello que nos llega desde la
intimidad de cada persona que acepta un todo de espacio, proceso y   mediador.

Ya sea en las oficinas del ámbito del estado o privadas, en congresos, en encuentros de capacitación, los mediadores con diversas modalidades  compartimos sobre las mediaciones en las que participamos. Resguardando la

confidencialidad y centrándonos en los temas abordados, en las  características de las personas mediadas, en las emociones y dilemas que se nos han  presentado. Lo hacemos en clínicas, con diversa sistematización. Es una manera de re?exionar y re?exionarnos en el uso de las  herramientas y recursos. En cómo impactó en nosotros.

Los mediadores argentinos contamos con la posibilidad desde hace más de  veinticinco años de trabajar en mediación, porque se ha desarrollado a lo largo y  ancho del país. De ahí que surge cómo hacer para contar sobre ese vivir en mediación, sobre casos  reales, preservar la confidencialidad y además aprovechar la oportunidad de compartir y difundir. Esto ha sido posible con el libro “Mediación en el mundo: Relatos  circulares de casos de mediación en distintas latitudes” editado por la  Fundación Editora Notarial, que es un sueño hecho vida.

También es producto de recorrer durante algunos años oficinas de mediación  en diferentes países: México, Perú, Cuba, Costa Rica, Estados Unidos, Italia, España.

Estos recorridos trajeron amigos, anécdotas, aprendizaje y vivencias  atravesadas por la mediación. Creo que compartir entre mediadores y hacia afuera lo que sucede en el  espacio de mediación, es una forma de hacer saber los beneficios no sólo de la mediación, sino de los métodos dialogales conducidos y acompañados por  un tercero neutral. Un proceso que es un puente de acercamiento en la distancia de las individuales y saludables diferencias. Un puente que convoca a ofrecer y ofrecerse en lo mejor de sí  mismos y proponer a los mediados ser dueños de sus soluciones, lo que  redunda en el fortalecimiento humano. Es alentador advertir que en todo el mundo, en nuestro planeta Tierra al  mismo tiempo, en simultáneo, cientos de mediadores están conduciendo mediaciones, facilitaciones, están ayudando efectiva y concretamente para la Paz. El propósito del libro es mostrar el trabajo de mediadores de diferentes países, quienes fueron invitados a escribir desde sus propias idiosincrasias y contextos institucionales. Por ello el colorido del lenguaje que se encontrará en cada relato. Se les propuso un mínimo de reglas estándar a seguir: consignar el espacio institucional en el que se desarrolla la mediación, la modificación de datos personales de los participantes/personajes con el objetivo de cuidar la confidencialidad, un nombre para su relato, un máximo de extensión, el desarrollo del Proceso de Mediación tal como se desenvolvió en el caso particular, el resultado y una re?exión. La doctrina no ha sido el objetivo principal. Cada caso relatado es un aporte  doctrinario en sí mismo. Se respetan en todos los casos las reglas básicas de  un proceso dialogal de solución de con?ictos: Voluntariedad como conformidad con el espacio, con el proceso y con los mediadores. Confidencialidad.  Protagonismo de las partes mediadas. Fortalecimiento de sus decisiones y autonomía. Consideración por su dolor. Por ese dolor que cada mediado lleva a mediación por el malestar que lo atraviesa. Paciencia. Buen trato. Aprecio por la expresión de cada uno. Respeto por sus decisiones. Respeto por su lengua y cultura. Se ha preservado el diseño propio de cada colega en sus textos, en cuanto a diagramación de los mismos. Los temas son variados: familia, vecinal, comunitario, penal, penitenciario, comercial, civil.

El ser mediador convoca a exigencias personales ineludibles y estar en mediación convoca a su vez a estar ahí y no en otro lugar. Pareciera muy exigente y lo es, porque las personas traen un dolor, un malestar y lo expresan, lo cuentan, lo narran a un tercero extraño a su vida y que le propone que confíe en él. La mediadora Jacqueline Morineau[i], propone el “mediador  humanista”, pensar la mediación. Ella habla  precisamente de un modelo de “Mediación Humanista”. Invita a trabajar con nuestro interior, con nuestras propias emociones y energía. Se trata de un profesional ocupado en su yo interior, no un super humano, sino un responsable humano con sí mismo. El mediador es  responsable del ser mediador y estar en mediación, es responsable de su  propia humanidad ofrecida a los participantes.

La aventura de mirarse a uno mismo, de bucearse, hasta lo más profundo,
es insoslayable como mediadores. Es el deseo que los relatos de este libro puedan ser una forma se re?exión sobre el propio trabajo y sobre cada humano mediador.

Comparten sus relatos de casos Graciela Curuchelar, Gladys Coronati, Silvia Famulari, Lucía Gómez, Yamila Flores, Ángeles Moreno y Ulf Christian Eiras  Nordenstahl de Argentina; Patricia Barcones argentina radicada en Málaga junto con María Teresa García Castillejo; Aidá Almirall Serrá y Óscar Negredo Carrillo con su equipo, desde Barcelona; Yamila González Ferrer desde Cuba; Sofía Quintal, Hilvia Angélica Díaz y Paola Ontiveros de México. El autor del prólogo es el Dr. Santiago Otamendi Secretario de Justicia de la Nación y las palabras de la contratapa le pertenecen al Dr. Jorge Jiménez Martín Subdirector de la Escuela Judicial de España.

El corolario es un camino intenso, profundo, amoroso, respetuoso y de
gran profesionalismo, de casos reales trabajados en mediación por mediadores en el mundo. Este que habitamos y tenemos la oportunidad de cuidar,
en los vínculos, para que sean más saludables y así aportar desde nuestro
valioso lugar, salud y paz al planeta Tierra.